La atronadora carrera de 60 metros a esas alturas de la final exhibió la potencia física de un futbolista-atleta capaz de circular a 27 kilómetros por hora con la pelota controlada y la frente arriba para acabar resolviendo con clarividencia (puntera y al hueco) el portero, cuando los músculos y las mentes del resto más agotadas estaban tras 85 minutos de intensísimo partido.
2014年4月19日星期六
Gareth Bale|Copa del Rey 2014
Llevaba avisando toda la temporada Gareth Bale de que las dimensiones de los campos españoles quizá se le quedaban pequeñas. Parecía a veces un purasangre limitado por las vallas de publicidad, más larga su zancada que el tamaño oficial de los terrenos de juego. En Mestalla demostró, que al menos a lo ancho, le faltaba espacio. Casi dos metros -como se aprecia en la imagen superior- se apartó de la línea de cal, trotando incluso por el césped artificial del área técnica del Barcelona, para poder sobrepasar con limpieza a Bartra y lanzarse hacia la entrepierna de Pinto, operación que ya en la imagen se ve cómo intuye el desesperado Martino, que grita para que sus defensas corten el paso del tren galés.
La atronadora carrera de 60 metros a esas alturas de la final exhibió la potencia física de un futbolista-atleta capaz de circular a 27 kilómetros por hora con la pelota controlada y la frente arriba para acabar resolviendo con clarividencia (puntera y al hueco) el portero, cuando los músculos y las mentes del resto más agotadas estaban tras 85 minutos de intensísimo partido.
La atronadora carrera de 60 metros a esas alturas de la final exhibió la potencia física de un futbolista-atleta capaz de circular a 27 kilómetros por hora con la pelota controlada y la frente arriba para acabar resolviendo con clarividencia (puntera y al hueco) el portero, cuando los músculos y las mentes del resto más agotadas estaban tras 85 minutos de intensísimo partido.
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